El consumo de energía del Bitcoin: un dato escalofriante

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La llegada de Bitcoin en 2009 marcó un momento histórico para la economía, ya que fue el principio de las criptomonedas, un mercado que no deja de crecer, y todo parece señalar que ha llegado para quedarse. Sin embargo, aunque está cargado de ventajas, también tiene inconvenientes y el consumo de energía del Bitcoin es quizá el mayor de ellos.

Lo más interesante de este asunto es que no se trata de un impacto económico, sino de un impacto ambiental. De acuerdo a ciertas investigaciones, el consumo de energía del Bitcoin puede ser un gran contaminante. Esto ha motivado la aparición de un debate entre los defensores de la criptomoneda y sus detractores.

Criptomonedas

El impacto del consumo de energía del Bitcoin

Para entender la problemática del consumo de energía del Bitcoin, se tiene que entender cuál es el objetivo de la criptomoneda después de su creación. Al respecto hay que decir que la tecnología blockchain que lo conforma buscaba ofrecer a las personas la posibilidad de realizar transacciones sin que terceras personas sirvieran de intermediarios.

El éxito de esta tecnología radica no sólo en que cumple este cometido, sino en que también ofrece la posibilidad de realizar una gran cantidad de transacciones en todo momento y con unas condiciones de seguridad más que excelentes. Se trata de una tecnología que ha adquirido una gran popularidad en los últimos años y cada vez son más las empresas que comienzan a apoyarla al aceptar Bitcoin como método de pago.

Ahora bien, cumplir con este cometido tiene un gran coste energético. Esto ha sido determinado de acuerdo a un estudio realizado por la Universidad de Cambridge. Según los datos que han suministrado los investigadores, este consumo energético es tan alto que podría constituir una nueva amenaza contra el medio ambiente.

Para hacerse una idea de lo grande que es este consumo energético, los investigadores han señalado que este consumo de energía podría ubicar al Bitcoin entre las treinta naciones que más energía consumen en el mundo.

Minería

La razón detrás de este consumo energético se encuentra en la “minería”. Este proceso implica una gran cantidad de ordenadores que están conectados a la red de criptomonedas y tienen como función la de validar la gran cantidad de transacciones de Bitcoin que se realizan.

Estos ordenadores deben mantenerse encendidos las veinticuatro horas del día, lo cual implica un alto consumo energético. De hecho, este consumo es tan grande que podría igualar o incluso superar al de algunos países enteros como Finlandia, Suiza y Argentina.

Datos positivos sobre las energías renovables

Todo lo antes mencionado puede generar bastante controversia. Sin embargo, los datos del estudio no son completamente negativos. Es por esto que los defensores del Bitcoin aseguran que la mayor parte del consumo energético de Bitcoin está sustentado en energías renovables.

El caso más destacado es el de China, uno de los mejores países del mundo para realizar minería de criptomonedas. En dicho país, los mineros recurren a la energía hidráulica generada por empresas. Gracias a esta característica, existen algunas zonas de China donde la minería de criptomonedas ha alcanzado una importante popularidad.

No obstante, aun cuando la mayor parte de la energía consumida por Bitcoin provenga de energías renovables, la polémica sobre si es viable la utilización de las criptomonedas no desaparece. Son muchos los ecologistas que se oponen fervientemente a Bitcoin.

Consumo de energía de Bitcoin

La polémica detrás del consumo de energía de Bitcoin

Para algunos expertos, desde un punto de vista energético, el Bitcoin es ineficiente. De acuerdo a las cifras suministradas, el consumo energético de un ordenador utilizado para realizar minería de bitcoin es de 121,36 teravatios cada hora. Si se tiene en cuenta que estos ordenadores deben mantenerse encendidos durante todo el año, queda en evidencia que el consumo es impresionante.

Como si esto no fuera suficiente, la popularidad de Bitcoin no deja de crecer, por lo cual la cantidad de personas dedicándose a la minería de esta critpomoneda también aumenta y, por consiguiente, también el consumo energético de su tecnología.

En este sentido, los expertos señalan que, mientras más aumente el valor del Bitcoin, más aumentará la demanda energética de la criptomoneda. Por tanto, pese a que las cifras de consumo energético actuales ya son muy altas, es probable que en el futuro sean mucho más grandes, paralelamente al aumento de la adopción de esta criptomoneda.

Es precisamente por esto que la preocupación medioambiental que gira en torno al Bitcoin también está aumentando. Es el principal argumento que esgrimen los críticos del Bitcoin.

El alcance del impacto ambiental

Ante todo lo antes dicho cabe preguntarse hasta dónde puede llegar el impacto medioambiental de Bitcoin. Pues bien, un estudio publicado hace algunos años en Nature Climate Change determinó un estimado de sesenta y nueve millones de toneladas de dióxido de carbono emitidas en el planeta en 2017.

Se trata de una cifra alarmante, puesto que partiendo de ella se puede estimar que si continúa popularizándose la utilización de Bitcoin como método de pago, sería posible que la temperatura del mundo aumente más de dos grados en aproximadamente veintidós años.

Por tanto, los expertos señalan que si se desea continuar utilizando el mercado de criptomonedas, será necesario enfocarse en mejorar su desarrollo, de manera que pueda situarse en un escenario sostenible.

Bitcoin

El consumo energético de otras criptomonedas

Al tratarse de la criptomoneda más popular, es natural que el consumo energético de Bitcoin sea el más mencionado. Sin embargo, hay que recordar que existen muchas más criptomonedas. Es por esto que algunos expertos señalan que el impacto ambiental es mucho más grave de lo que se estima, ya que los datos se enfocan sólo en evaluar el consumo energético de Bitcoin y no el de todas las criptomonedas en conjunto.

De hecho, con el paso del tiempo aparecen cada vez más criptomonedas, lo cual actúa como otro factor que influye en el impacto medioambiental. Por tanto, existe la posibilidad de que el consumo energético sea el doble del estimado si se llega a considerar el de todas las criptomonedas en conjunto.

Ante esta controversia, la proliferación de energías renovables parece ser la mejor solución. De hecho, los más acérrimos defensores del Bitcoin sugieren que incluso el impacto medioambiental del Bitcoin no es tan alto como podría creerse.

Ahora bien, si en el futuro la proporción de mineros de criptomonedas que utilizan energías renovables crece, los escenarios de alarma podrían nunca llegar a cumplirse. Sin embargo, no hay forma de predecir cuál será el rumbo que adoptará esta situación.

Lo que está claro es que las criptomonedas están en el punto de mira de diferentes sectores de la sociedad. Ya no se trata sólo de un aspecto muy destacado de la economía moderna, sino que también es un tema ecológico.

Por ello, es probable que con el paso del tiempo y el cada vez mayor aumento de la popularidad de Bitcoin, también aumente la atención que adquiere por parte de sus detractores, pues ha quedado claro que a medida que crezca la capitalización del Bitcoin, también crecerán todos sus efectos medioambientales.

Referencias

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