En los últimos 100 años se han producido siete pandemias mundiales, las cuales han provocado perturbaciones de la oferta y la demanda en las economías afectadas. Al preguntarnos cómo afecta el coronavirus a los acuerdos comerciales, debemos saber que las pandemias previas lo hicieron de forma moderada, porque afectaron principalmente a los países con menor influencia en la economía mundial y su propagación fue contenida en la mayoría de los casos.

El coronavirus y los acuerdos comerciales
El impacto de la crisis del coronavirus puede superar el de la gripe española de 1918 que, a diferencia de las demás, afectó a las mayores economías del mundo. La anterior causó caídas estimadas del 10 % en el comercio mundial y alrededor del 20 % en el comercio regional. Como resultado de la edad de oro del capitalismo y el surgimiento de cadenas de valor globales, la economía mundial está hoy significativamente más interconectada que a principios del siglo XX.
China, epicentro de la pandemia y de las cadenas de valor mundiales, vio caer las exportaciones en un 17 % y las importaciones en un 4 % en los dos primeros meses de 2020. En los Estados Unidos, las importaciones totales y las exportaciones también disminuyeron en enero (un 4 % y un 2 % interanual, respectivamente). En Brasil, las exportaciones en los dos primeros meses de 2020 cayeron un 8,5 % interanual.
Estas cifras son alarmantes si se considera cómo afecta el coronavirus a los acuerdos comerciales. Estos ya estaban en declive: en 2019 crecieron solo un 1 %, frente a un promedio del 5 % en las dos últimas décadas. Los datos históricos disponibles sugieren que esta crisis podría afectar a todos los países, independientemente de su nivel de especialización.
Asimismo, los servicios como el turismo se ven particularmente afectados por las medidas de contención debido a la disminución drástica de los vuelos, los cierres obligatorios de hoteles y el impacto de la enfermedad en su fuerza laboral.
Los esfuerzos de diálogo para gestionar y prevenir las tensiones mediante las negociaciones en curso se ven ahora complicados por las restricciones a la movilidad. Sin embargo, en el contexto de la grave tensión económica causada por COVID-19, es más importante que nunca evitar las actuales tensiones comerciales.
Los impactos más serios en el comercio global
Si los vendedores dependen en gran medida de los bienes importados de China, ahora tienen que buscar fuentes alternativas de producción. Esto da lugar a un atraso. Se ha reducido el espacio en los contenedores de transporte y ha aumentado los gastos de envío, lo que contribuye al retraso en el suministro.
Aunque los precios de los productos básicos como el petróleo y el cobre se enfrentan a una mayor volatilidad, los productos manufacturados son más vulnerables. Esto es debido a la dependencia de las cadenas de valor y porque los consumidores pueden posponer sus compras.
Para que el comercio siga fluyendo es necesario que haya cooperación y confianza. Que el mercado suministre lo esencial, que los países no impongan restricciones a la exportación y que las importaciones no planteen riesgos para la salud. Esto ayudará a un mejor flujo comercial.
Esto constituye un desafío especial en un momento de tensión comercial. Los sistemas de comercio internacional ya estaban sujetos a un número creciente de nuevas restricciones y distorsiones, desde aumentos de los aranceles entre los principales comerciantes hasta un importante apoyo gubernamental en sectores clave.
Otro desafío es la incertidumbre sobre el COVID-19, incluso en lo que respecta a la escala y el ritmo de contagio; el tiempo y la amplitud de las medidas de cierre que resultarán necesarias; las perspectivas de tratamientos para controlar mejor los síntomas, permitiendo que los servicios de salud se centren solo en los casos más graves; y el riesgo de rebrotes a medida que el virus se desplaza por el mundo.