Pese a que la presencia del coronavirus no se ha sentido con la misma fuerza que en Europa y Estados Unidos, todo apunta a que Latinoamérica podría afrontar una crisis económica aún peor.
En medio de la pandemia del COVID-19, muchos gobiernos de América Latina han establecido confinamientos totales o parciales en su territorio. Y tras un largo periodo de estas medidas, comienza la materialización de la crisis económica en estas regiones.
Según expertos, en países como Perú, aproximadamente el 35% de los hogares dejó de percibir ingresos y otro 31% ha visto una reducción significativa por la cuarentena. Descubre cómo será la crisis económica por coronavirus en Latinoamérica.
Crisis económica en Latinoamérica frente al coronavirus
Aún no se ha logrado determinar si las medidas de contención han resultado efectivas para combatir el coronavirus. Lo que sí es demostrable, según previsiones del Banco Mundial, es que se espera en la región una contracción del 4,6% (excluyendo a Venezuela).
La capacidad de respuesta latinoamericana es más limitada
Según estimaciones del Banco Interamericano de Desarrollo, el panorama para América Latina es menos favorable que en 2008 (cuando la deuda pública de Latinoamérica rondaba el 40% del PIB), puesto que en el 2020 y frente a una pandemia, la deuda promedio para la región es del 62% del PIB.
Ante el shock que se está materializando, los gobiernos latinoamericanos han empezado a tomar medidas de emergencia económica. Entre ellas; el recorte de gastos no esenciales y el endeudamiento.
Sin embargo, estas medidas no son plausibles para todos los países. Esto se debe a que cuanto más déficit fiscal tenga un país, menor será su rango de recursos para ofrecer paquetes de estímulos anti-desestabilizantes de la economía cuando se necesiten más.
Si se contrastan las economías emergentes de Asia (1%), Medio Oriente y Asia Central (-2,8%) y África Subsahariana (-1,6%), según el FMI, la economía de América Latina y el Caribe será la más afectada para este 2020. Se estima que el crecimiento económico para la región se desplomaría entre -1,8% y -5,5% y el daño económico podría extenderse hasta 2022.
El año pasado, sin la presencia de la pandemia, la región se expandió solo un 3,8% y países como México y Ecuador experimentaban un crecimiento plano. Por su parte, Brasil y Chile apenas lograron un 1% y en Argentina y Venezuela el crecimiento fue negativo.

La economía latinoamericana, golpeada por todos sus flancos
La economía de los países emergentes, en su mayoría, gira en torno a los ingresos obtenidos por exportaciones en materias primas, remesas y turismo. La expectativa es que estos sectores colapsen, lo que dejaría a muchos países sin flujo de dólares y con una reducción significativa de ingresos tributarios.
Antes del 2019 ya la región experimentaba bajas en los precios de las materias primas, situación que se agudizó con la llegada del COVID-19. Por ejemplo, el precio del cobre descendió a más del 15% desde principios de año y el barril de crudo está muy por debajo de los casi 70 dólares con los que cerró en 2019, a pesar de las medidas tomadas por la OPEP.
Además, antes del COVID-19 solo Colombia y Perú presentaban un dinámica de inversión favorable. Dicha flaqueza de inversiones y exportaciones es otras de las razones de arrastre de la región. A todo esto es necesario agregar la fuga de capitales, por lo que ante tales riesgos los inversionistas han optado por los refugios seguros ofrecidos Estados Unidos y otros países.
Por otro lado, las remesas percibidas en América Latina han experimentado un declive, debido a las medidas de aislamiento y paralización de la operatividad en Europa y Estados Unidos. Los emigrantes no pueden enviar las remesas habituales, que en muchos casos, representan la principal fuente de ingreso del hogar receptor.

Latinoamérica necesitará ayuda y financiamiento internacional
En ese sentido, los países emergentes están en una dura posición. Deben forzar su capacidad de respuesta ante los compromisos internacionales adquiridos, puesto que la ayuda internacional será necesaria.
Expertos del FMI estiman que los mercados emergentes podrían necesitar hasta US$2,5 billones en ayudas. Hasta el momento, ya se han puesto sobre la mesa diferentes propuestas para aliviar la deuda de los países más pobres.
Sin embargo, aquellos países que entren en la lista de “los más pobres”, continuarán con el pago de sus deudas mientras buscan fondos extras en una economía paralizada. Esto, con el fin de hacer frente a una crisis que es considerada la peor desde la recesión del 29.
El aumento de la deuda externa dependerá de muchas variables. Entre ellas, el alcance de virus, el aumento el desempleo y la pobreza, los quiebres, la capacidad de endeudamiento de cada país, pero sobretodo, la capacidad de los gobiernos latinoamericanos para idear planes que verdaderamente puedan contener la crisis.
Conclusión
El futuro de Latinoamérica dada la crisis económica por coronavirus es un poco desalentador. Las consecuencias que se deben afrontar tras este virus requerirán de duras políticas económicas para la mayoría de los países. Uno de los mayores retos será reducir la desigualdad ya que los efectos de la pandemia han acrecentado la brecha.