Los acuerdos de integración son muy competitivos en la medida en que liberalizan (se eliminan las restricciones existentes antes del acuerdo) y distorsionan las relaciones comerciales. Estos efectos pueden afectar positiva o negativamente a los países miembros.
La controversia sobre los coses y beneficios de establecer un área de integración ha dado lugar a dos corrientes diferentes de pensamientos: Por una pare están los partidarios de los procesos de integración más complejos y evolucionados (Europa continental); por otro lado están los que consideran que la integración económica no debe llevarse más allá de la liberalización comercial y el libre funcionamiento del mercado (países anglosajones).
Autores como Maurice Allais o H. A. Heilperin propugnan la solución liberal, considerando la integración económica como una intrusión en el libre funcionamiento del mercado. Así es como Francia y gran parte de Europa continental han defendido tradicionalmente la intervención en la vida económica y en la organización comercial, frene a Gran Bretaña y EEUU con apoyo, a cierta distancia de los alemanes. La formación del APEC en el área del Pacífico está invadida por ese espíritu funcionalista. Para ellos la integración regional debe comportar un regionalismo abierto, sin ningún tipo de restricciones, caracterizado por la ausencia de instituciones comunes y de complejidad en el proceso.